La importancia de dejar huella en tu vida
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El podio de los triunfadores

 

 

 

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21.07.2024
Jesús Portilla
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Creo que los diferentes apuntes del autor de este artículo os pueden aportar más que mis propias palabras para saber como ser alguien magnánimo.

«Me he encontrado a lo largo de mi vida muchas personas apocadas y pusilánimes que carecen del valor para asumir los retos que les plantea la vida. Personas que, ante cualquier problema, dificultad o desgracia, prefieren agazaparse, permanecer en la mediocridad de la vida y no afrontar los retos que ésta les plantea».

«El ser humano no ha sido creado por Dios para la comodidad sino para alcanzar grandes retos. Frente a la pusilanimidad surge la virtud de la magnanimidad, ese valor del ser humano que lleva a buscar lo grandioso y honorable de la vida, incluso aquello con apariencia de obstáculo insalvable».

«Cuando trato de ser magnánimo de acuerdo con unos valores y unos principios me estoy poniendo al servicio del bien y unos ideales mayores que los propios»

«Un anhelo de mi corazón es convertirme en alguien auténticamente magnánimo, no conformarme con lo que soy, sino ir en búsqueda de la perfección como cristiano y como ser humano».

«¡Señor, que sepa acoger en mi corazón la virtud de la magnanimidad! ¡Dame un corazón grande de ánimo capaz de hacer el bien, repartir lo propio, devolver más de lo que recibo, ser prudente en mis acciones, manifestar siempre la verdad, no quejarme nunca, perdonar de corazón, amar sin contrapartidas, preocuparme más de la verdad que de los chismes y de la opinión parcial, no gloriarme por el triunfo o por la alabanza de los demás, estimar poco el poder, desapegarme de lo material!»

«¡No permitas que me acobarde por las situaciones de la vida y afronte con valentía la vida según mis capacidades!»

Aquí puedes leer el artículo completo

Muchas gracias por estar aquí y compartirlo. "Solo podemos iluminar el mundo si transmitimos luz""Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"
26.06.2024
Jesús Portilla
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Hace unos días fuimos a tomarnos una cerveza mujer y yo a una terraza. Al cabo de un rato me extrañó que aún habiendo varias mesas ocupadas, no parecían ser atendidas por nadie. Me decidí a entrar en el local. Vi que estaba bastante oscuro y solitario, hasta que de la oscuridad salió una camarera a la que increpé por su desatención en la terraza.

Por la noche, cuando hice mi examen de conciencia, me di cuenta que mi mirada y el tono empleado con esa señorita no fue nada adecuado, independientemente de que tuviera o no tuviera razón en mi observación.

¿Quién hace examen de conciencia hoy? ¿Quién se para hoy a pensar en su comportamiento? ¿Quién dedica unos minutos antes de acostarse a analizar sus decisiones y sus acciones?

Queda claro que me refiero tanto a nuestros comportamientos en el trabajo, como con la gente, con la familia, con los hijos, con la pareja, con ese amigo, con quien nos cruzamos en la calle e incluso con aquel o aquella que nos atendió en el restaurante, en la tienda o en la misma gasolinera.

Y deberíamos preguntarnos: ¿si no nos paramos a pensar qué hemos hecho o qué hemos dejado de hacer, cómo vamos a corregir nuestros errores? ¿Cómo vamos a mejorar?

Está bien convocar una reunión para ver cómo llevamos los proyectos, los nuevos clientes, los pedidos, los resultados... pero, ¿y el examen de conciencia individual de nuestras acciones en ese día?

Solo así descubro que las órdenes dadas a mi subordinado estaban fuera de lugar y llenas de soberbia.

 Solo así descubro que engañé a un cliente. 

Solo así descubro cómo atendí a mis pacientes. 

Solo así descubro cómo enseñé a mis alumnos. 

Solo así descubro que no escuché a mis hijos ni les dediqué el tiempo que merecían. 

Solo así descubro que las palabras que tuve con mi pareja no fueron las apropiadas. 

Solo así descubro que las exigencias a ese proveedor no procedían. 

Solo así descubro que debería haber ayudado a quien me lo solicitó.

En definitiva, solo así puedo cambiar, puedo rectificar y puedo mejorar.

¿Cómo me voy a dar cuenta de las cosas que hago mal, si no hago un examen de conciencia?

No dejes que todo te parezca bien o normal porque lo hacen todos. No pienses que aquello que pasó no tiene importancia.  No pienses que tus decisiones y acciones siempre están justificadas. 

Detente a valorar los hechos de cada día y aprende a sacar la mejor versión de ti mismo en todo lo que hagas. 

Solo cuando uno se juzga a sí mismo, puede llegar a entender el comportamiento de los demás.

Muchas gracias por estar aquí y compartirlo. "Solo podemos iluminar el mundo si transmitimos luz""Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"

01.06.2024
Jesús Portilla
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Hace unos días me invitaron a dar una charla sobre mi libro Cierra el paraguas y mójate, y nuevamente me hizo reflexionar sobre lo que es mojarse, mojarse de verdad. Es decir: implicarse, expresar la opinión, significarse, defender lo justo, defender a quien lo merece... En definitiva, decidirse a pasar a la acción allá donde sea necesario. 

Por favor, permitidme que os comparta mis reflexiones:

En este libro lanzo preguntas retadoras como: ¿Qué quieres conseguir? ¿Qué debes decir? ¿Qué te impide dar el paso? ¿Cuándo vas a actuar? ¿Cuál es tu misión en el mundo?

Así como mensajes para estimular la voluntad y agitar la conciencia como: ¡Aprende a bailar bajo la lluvia! ¡No llores más y suénate los mocos! ¡No esperes, haz que suceda! ¡Haz que tu música suene! ¡Tu vida es tu legado al mundo!

Y es que como alguien decía: "la responsabilidad no tiene días libres, la responsabilidad no tiene vacaciones". 

Hay que coger al toro por los cuernos y dejar de ir como borregos por el mundo temiendo tomar una decisión, decir o hacer aquello que uno debe, a pesar de que los demás estén calladitos o no piensen actuar dejando que la injusticia, el desconocimiento, la soberbia, la ambición o el abuso de poder destruyan la verdad, la ética y el bien hacer.

No debemos poner excusas y echar la culpa a todo lo que nos rodea cuando el enemigo está en uno mismo. Si no eres parte de la solución, eres parte del problema. Debes saber que tú eres el obstáculo que hay que superar.

Llamó la atención a los asistentes, cuando puse algún vídeo sobre la determinación, la fuerza de voluntad, la constancia y el empeño de las personas discapacitadas para vencer sus dificultades. ¿Dónde ponemos nuestros límites? "La vida no es como viene sino cómo la afrontas". No se trata de cuánto tienes, sino de lo que haces con lo que tienes.

La hoguera siempre se apaga si dejas de echarle leña. Y lamentablemente los sueños desaparecen, se debilita la voluntad, se deja que piensen otros, crece la desidia, la iniciativa y la implicación; y la injusticia empieza a triunfar, destruyéndose todo aquello verdaderamente importante y que dignifica a cada uno.

Para que la vida tenga un sentido, no se puede ser un simple espectador, hay que ser protagonista. No se puede dejar que otros escriban el libro de nuestra vida. Nuestros actos y nuestras decisiones son las que escriben cada página.

Uno no tiene que ser grande para empezar, sino que tiene que empezar para ser grande. Para ser una gran persona hay que mojarse. Hay que buscar la gloria en cada momento, siendo parte de ella. La barca amarrada no puede avanzar lejos de la orilla.

Decía el Papa Francisco: "Elecciones banales conducen a una vida banal, elecciones grandes hacen grande la vida". En efecto, nosotros nos convertimos en lo que elegimos, para bien y para mal.

Las cosas no cambian, si tú no cambias. Cerrar los ojos no cambia nada.

Pero el éxito y el fracaso es muy relativo porque lo que marca la gran diferencia es: Ver si tú has colaborado en construir parte del mundo y darte cuenta si tu vida ha significado algo importante habiendo dejando huella allá por donde has pasado. 

Está bien salir de la zona de confort para prosperar, conseguir los sueños, crecer, superarse, pero hay algo más fácil y que ahora parece más difícil: 

¿QUÉ LEGADO VAMOS A DEJAR?

Tenemos que ser valientes y mojarnos: ¿Nos atrevemos a defender los valores, los principios, la ética, la honestidad, la verdad, la injusticia? ¿Evitamos las críticas, las mentiras? ¿Damos un paso al frente para escuchar, sonreír, mostrar alegría, ayudar al compañero, tenderle una mano, discernir entre lo que está bien y lo que está mal, no criticar, actuar con respeto y educación? ¿Nos esforzamos para tratar a la gente con amabilidad, hacer familia, hacer feliz a quien tienes enfrente?

PORQUE SI TÚ NO, ¿QUIÉN? El esperar que alguien lo haga puede provocar una falta de solución al problema.

PORQUE SI AHORA NO, CUÁNDO? Esperar a que deje de llover, a terminar la carrera, a tener ese ascenso, a casarme, a tener más tiempo, a que el viento se lleve las nubes, a que el año que viene sea diferente..., significa huir de la solución. Este el el momento, hoy, ahora.

¿Qué legado vas a dejar? ¿Podrá admirar alguien la huella que has dejado en el camino?

¿Cómo quisieras que te recordara tu familia, amigos, compañeros, alumnos, clientes, pacientes e incluso tus vecinos?

Por favor, NO ESPERES A QUE TE VAYA BIEN, PARA HACER EL BIEN.

¡Mójate! ¡Mójate de verdad! En la satisfacción de hacer el bien cada día se encuentra la recompensa.

Muchas gracias por estar aquí y compartirlo. "Solo podemos iluminar el mundo si transmitimos luz""Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"